viernes, 5 de junio de 2020

Machu Picchu. El lugar sagrado de los Incas


MachuPicchu


Jenni gozando de este mágico sitio


Al día siguiente, nos levantamos temprano para hacer el check out, ya que el plan era irnos al camping, armar la carpa, dejar todo listo para pasar otra noche y ya seguir de camino para subir a la Ciudadela.




Nuestra fiel compañera, Carpa Quechua

Como era la primera vez que acampábamos en el viaje, nos llevó un rato para entender las instrucciones de como armar la carpa, en realidad son unos pasos bastante sencillos y cuando ya estaba en pie resultó ser maravillosa y sin duda la recomendaríamos un ciento por ciento. 

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La entrada a Machu Picchu la teníamos en el horario de la tarde, pero como sabíamos que nos quedaba bastante camino por delante, sobre las 11am comenzamos Jenni y yo a encaminarnos hacia el lugar sagrado de los Incas. Teniendo en cuenta que seguíamos muy cansado del viaje, de la caminata por la carrilera, por cargar con las mochilas, con la carpa...pues súmele a esto que cuando ya íbamos llegando a los escalones para emprender la subida, Jenni y yo nos dimos cuenta que se nos había quedado el agua...

Así nos miramos

Ya era tarde para devolvernos y comenzamos a subir. Creo que de tantas travesías, tantos viajes largos, las trasnochadas, las temperaturas extremas, creo que ningún momento de esos compara al cansancio que yo sentí subiendo a Machu Picchu, y para completar sin agua.
Recuerdo que subíamos, y subíamos, los escalones cada vez eran mas empinados, los turistas bajaban y nos decían "ánimo que ya falta poco!", y pasaban 10 minutos y no llegábamos, 20 minutos y nada...las increíbles vistas de las montañas, la brisa andina, esa aroma tan propia de la naturaleza, casí que me daban el empujón para seguir adelante...pero llegó un momento que en realidad me senté y no me sentí capaz de avanzar, aquí pude comprobar la fuerza y el coraje de la valiente mujer que me acompañaba, ella aunque también estaba exhausta me daba ánimo y me daba fuerza para continuar. La subida se nos hizo eterna, y nos sentábamos a recargar la poca energía que tal vez nos quedaba, y en esas bajaban unos niños, y nos dijeron "ya llegaron, está ahí no más!", y cogimos el impulso de dar los últimos pasos, y efectivamente, al subir unos escalones más, rodeando la vegetación de la montana, pudimos ver la multitud de personas y las taquillas de la entrada a Machu Picchu. Jenni y yo fuimos casi arrastrándonos al dispensador de los refrescos, Jenni por poco estruja a un señor que parecía tener un enredo con las monedas, lo apartó y sacó una botella de agua, yo me pedí una Inca Cola, ambos de un sorbo acabamos las bebidas. Una pequeña recompensa para tanto esfuerzo, pero ya habíamos conquistado esta legendaria montaña, y lo que guardaba en su cima sería la mayor recompensa.


Jenni y yo calmando la sed















2 comentarios:

  1. Se necesita bastante para que yo me emocione de verdad, pero tengo que admitir que leyendo esta historia se me erizo la piel y no pude contener un par de lagrimas es hermosa la forma de redactar transmitir el cansancio y el éxtasis al lograr subir a una de las montañas más míticas de la geografía suramericana. Felicitaciones por que recuerdos asi, jamás nadie se los podrá arrebatar.Gracias, gracias por compartir

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  2. Gracias a usted por revivir con nosotros cada momento inolvidable como este día tan especial. Se que cuando uno se propone algo lo logra y en su caso no será la excepción. Tarde que temprano también conquistarás esta maravillosa montaña Inca y podrás compartir con nosotros esa linda experiencia! Gracias por seguir nuestro blog!

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