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lunes, 31 de agosto de 2020

Cochabamba más a fondo!

En este post queremos entrar más en detalle sobre Cochabamba y las cosas que vivimos allí. Cochabamba está ubicado en todo el centro de Bolivia, lo que me imagino hace que este lindo lugar tenga un clima templado sin llegar a los extremos de frío o calor.

Cuando fuimos al Cristo de la Concordia, llegamos sobre el medio día y decidimos almorzar primero. Nos sentamos en una terraza del restaurante a esperar la comida, veíamos una palmeras muy altas y de repente escuchábamos el chillido de las aves y volaban de palma en palma como jugando. Cuando pudimos observarlas bien, resulta que eran loritos verdes que probablemente habitaban por la zona. Fue una vista privilegiada, una experiencia linda y comprendimos que el clima de Cochabamba atraía a estas lindas aves. 


Fideos Uchu

Jueves de Fideos Uchu donde Doña Felicidad 


Cuando los muchachos nos llevaron al restaurante "Doña Felicidad" a probar este plato tradicional de la región, que es una mezcla de fideos, varias carnes e ingredientes, comprendimos que era muy popular ya que quedaban una o dos mesas disponibles y el restaurante era bastante grande. Pedimos los fideos y la chicha con frutilla (fresas en colombiano) para nuestra sorpresa cuando llegaron los fideos estaban en una bandeja grande donde cada uno se servía su porción en su bowl individual, lo sorprendente no fueron los fideos sino la chicha que llegó en un balde como los típicos para el aseo de la casa, Jenni y yo nos miramos como diciendo que íbamos a salir algo mareados de este lugar. 

La chicha venía con una sola tutuma y aquí ya nos explicaron la tradición. Usted debe beber de la tutuma y en terminar, servir más chicha y ya ofrecerle a otra persona de la mesa. Este ritual continúa hasta terminarse la chicha. Para Jenni y para mi fue una experiencia inusual y diferente pero nos encantó la experiencia, también la tradición nos dio una sensación de unión y de comunidad. Se puede decir que los bolivianos preparan una chicha poderosa, con las fresas es una mezcla deliciosa e interesante y es bastante fuerte ya que Jenni y yo salimos ya viendo como borroso.


VEAN ESTE CORTO VÍDEO PARA CONOCER MÁS SOBRE LOS INGREDIENTES DE ESTE DELICIOSO PLATO!


Yacare




Especie protegida Yacare Caimán


Queremos hablar un poco sobre este plato para aclarar que el Yacare es una especie protegida, los restaurantes tienen una cuota anual de la cantidad de yacare que pueden vender y por lo tanto la cantidad de yacare que se puede conseguir en general. 

Ya que el plato es algo exótico el precio también lo es (alrededor de 70 bolivianos una porción moderada) el yacare venía en una salsa de almendras y créanme cuando les digo que estaba delicioso. Jenni y yo probablemente nunca hubiéramos comido esto pero cuando probamos en realidad no sabíamos que era, pero bueno una experiencia más y en realidad estaba deli 😣. Dicen que la carne es dura por lo tanto se tiene que ablandar toda la noche para que esté tierna al comerla, así que la preparación es crucial!


Parque Pairumani: LA NOCHE DE LA BRUJA BLAIR







Parque Eco turístico Pairumani


Queríamos pasar un fin de semana camping y leímos sobre este sitio. Un eco parque rodeado de naturaleza y de bellas vistas, destinado a las familias, a los asados y a la diversión. Jenni y yo nos fuimos un viernes, armados con la carpa, compramos presas de pollo, carne y algunas cervecitas. Al caer la noche el parque se llenó de familias, se veían carpas, hogueras y el  humo de los asados...el olor de la carne también era delicioso!

En el día se puede explorar los alrededores de Pairumani, se ven unos precipicios algo intimidantes, montañas y ríos. Nos gustó tanto el parque y el ambiente que Jenni y yo decidimos quedarnos otra noche. Ya llegó el sábado y el ambiente seguía igual, la magia de Pairumani sin duda nos había cautivado.

Llegó el domingo y Jenni y yo no nos queríamos ir, estábamos tan contentos que dijimos "OTRA NOCHE!". Aquí ya la cosa fue cambiando...

Cayó la noche sobre Pairumani, lo que habíamos conocido del parque hasta ese momento era gente, ruido, diversión...pues para la noche del domingo íbamos a conocer un parque desolado, oscuro y algo aterrador. Cuando el parque ya quedó en la penumbra, no quedaba rastro de ninguna otra carpa aparte de la nuestra. Cuando llegó la hora de dormir todos los perros callejeros que habitan en Pairumani se hicieron alrededor de nuestra carpa casi como protegiéndonos...

Ya estábamos entrando en un sueño profundo cuando los perros se alteraron, ladraban, estaban agitados pero luego empezaron a llorar como si hubieran visto un espanto...Jenni y yo susurrando nos preguntábamos que pasaba, luego el chillido de la tapa de la parrilla nos alarmó, alguien o algo la subía o bajaba y luego algo chocó contra la carpa (lo que asumimos que fue un perro para no pensar en algo más aterrador.) Jenni y yo estábamos atemorizados, dejamos pasar un rato pero teníamos que llenarnos de coraje y mirar que pasaba, con cualquier herramienta que nos pudiera proteger en mano, salimos de la carpa...

Con la linterna intentamos ver a través de la oscuridad, miramos para todos lados, todo estaba en calma, los perros ya estaban tranquilos...al rato ingresamos a la carpa y bueno, fue poco lo que dormimos. 

En llegar la mañana nos despedimos de Pairumani, habiendo conocido su lado lindo, acogedor y cubierto de naturaleza, pero también conocimos su lado tenebroso, oscuro y escalofriante!



La bruja de Pairumani


martes, 25 de agosto de 2020

La linda ciudad de Cochabamba!

 La experiencia de Potosí y Uyuni fue maravillosa pero después de pasar tanto frío queríamos ir a un sitio de clima templado, ni mucho calor ni mucho frió así que averiguamos, leímos, preguntamos sobre algún sitio que cumpliera con estos requisitos...tras una investigación exhaustiva... el lugar ideal sería Cochabamba. Sin duda sería una gran elección ya que pasaríamos más de un mes en este estupendo lugar.

Si bien recuerdan todos los caminos llevan a La Paz y allí fuimos a parar de nuevo, llegamos a la madrugada a la terminal donde nos tocó dormir ya que no habían buses disponibles a esa hora. Recuerdo que se sentía fría la terminal pero Jenni y yo ya íbamos evolucionando con cada viaje, ya teníamos la piel mas gruesa y pudimos acomodarnos en las bancas y abrigarnos bien, cuidando bien del equipaje aferrándonos a las mochilas casi como pulpos.

Dormimos poco y cuando el sol ya comenzaba asomarse fuimos a tomar café, a comer algo para recargar las fuerzas, y aseguramos los pasajes a la ciudad de Cochabamba. El viaje fue ameno ya que íbamos de día, hacía buen tiempo y las carreteras eran amplias y el trafico fluía. El trayecto fue de unas 8 horas, para la tarde ya estábamos en Cochabamba, se sentía calor pero Jenni y yo ya habíamos toreado el calor desértico, amazónico y condiciones extremas, así que el clima en esta linda ciudad ya era un paseo para nosotros. 

Empezamos a caminar para buscar un hotel o hostal económico, averiguamos en varios sitios y el más económico era un hostal que parecía una cárcel, con rejas en las ventanas y algo tenebroso, después de contemplar la estadía un rato ahí ya que era buen precio, decidimos continuar buscando. A unas tres cuadras de ahí encontramos el hostal "Residencial Mallorca" donde pasaríamos unas cuantas noches.


Jenni y yo contemplando a Cochabamba

Jenni con la gran estatua atrás

Cristo de la Concordia

Jenni y yo posando con la estatua

Los sitios mas destacados de Cochabamba sería por supuesto el Cristo de la Concordia, una majestuosa estatua de Jesucristo de unos 40.44 metros incluyendo el pedestal, que vigila la ciudad a una altura de 265 metros. Es el segundo Cristo mas alto del mundo solo superado por el Cristo que se encuentra en Polonia. Otro lugar que nos encantó fue el parque Pairumani, un parque extenso destinado al camping donde visitan muchas familias, aunque pasamos un pequeño susto allá pero eso lo contaré en otro post.

Tuvimos la suerte de hacernos amigos de unos muchachos de la ciudad, donde terminaríamos pagando alojamiento por airbnb por el resto de nuestro tiempo en Cochabamba, ellos nos llevarían a conocer lo más autóctono de de la región, como los "Fideos Uchu" un plato típico y la "Chicha con Frutilla" (fresas para los Colombianos) una deliciosa Chicha que se bebe de una forma muy distinta a lo que estábamos acostumbrados. Gracias a ellos también probamos el "Yacare" un plato muy exótico que luego descubriríamos que era CAIMÁN! SÍ, ese Caimán el que parece un cocodrilo... 😅


Con amigos comiendo Yacare!

lunes, 6 de julio de 2020

Uyuni y el Cementerio de Trenes



Potosí nació como un pueblo minero, según algunos expertos la plata que fue extraída de las minas de Potosí, catapultó el "Renacimiento" en Europa creando un gran impacto en el mundo occidental. La gran riqueza que se escondía debajo las tierras de Potosí financió las guerras y los viajes de la Corona Española que últimadamente cambiarían el comercio, los precios y la economía de la época. Claro está que la explotación de este territorio Boliviano en el Siglo XVI, mancharía la historia como en tantas ocasiones de lagrimas, dolor y sufrimiento.

Cuando ya habían muerto millones de indígenas, la avaricia de la Corona era tan despiadada que importaron se estima alrededor de 30,000 esclavos africanos para seguir cavando las minas de la montaña Cerro Rico. Los esclavos no solo extraían la plata, sino que eran usados como animales de carga, ya que era mas económico un esclavo que una mula. Así que si alguna vez escuchan la frase "vale un Potosí," como en algunas obras literarias del Renacimiento, ya saben que se refieren a una fortuna incalculable como la gran riqueza que se extrajo de Cerro Rico.

Para los esclavos entrar a las "minas del diablo" era como ingresar al infierno, así que los esclavos rendían homenaje a una estuatilla del "Tío," un diablo ubicado en la entrada a la mina, que les brindaría protección en el inframundo. Dándole un cigarrillo a fumar y brindando con alcohol asegurarían su protección y también venganza a todos los que no hicieran ofrendas a esta deidad.


Alejándonos de la triste historia de Potosí, declarada "Patrimonio de la Humanidad" por la UNESCO, aparte del frío que hace es un lugar muy acogedor, que conserva su esencia colonial ya que cuenta con arquitectura gótica y estructuras religiosas que te transportarán a está época oscura de nuestra historia. Sin duda si piensas viajar a Bolivia, es un lugar que deberían conocer, no debemos olvidar que la historia es lo que formó el mundo que conocemos el día de hoy y a pesar de los lamentables hechos, debemos apreciar el arte y las magníficas obras que nos harán viajar en el tiempo.

Para Jenni y para mí era hora de viajar rumbo a Uyuni.


El viaje de Potosí a Uyuni fue de 3 horas. Cuando llegamos a Uyuni habían varias cosas por conocer, nos llamó la atención "El Cementerio de Trenes" y lo mejor era que podíamos llegar andando y no tenía ningún valor económico para ingresar. Hacía bastante calor, el clima de Uyuni es típico de desierto, en el dia es un calor infernal y en ocultarse el sol hace un frío intenso. 

Nos encaminamos hacia el Cementerio de Trenes, un lugar que conserva los esqueletos y los restos de las locomotoras, en medio del desierto, abandonados en la mitad de la nada, se conserva la historia lejana de los trenes que cargaban oro y plata. El primer ferrocarril de Bolivia, inaugurado en 1890, un orgullo para el país, pero gracias a la guerra contra Chile por el mar hace más de cien años, algún día los trenes se congelaron en el tiempo, y quedaron cobijados por la indiferencia y la desolación bajo el cielo del altiplano.


Panorámica de uno de los trenes, y quien anda ahí trepado?

Jenni me tiene en la palma de su mano :D

Al estilo Oeste

Ocultandome del sol

Jenni gozando del Cementerio de Trenes






















viernes, 26 de junio de 2020

Potosi, Bolivia. El frío de los Andes!

En Rurrenabaque pasamos una semana, fue una experiencia realmente linda, eso si, para nuestros lectores que estén pensando en ir a este maravilloso lugar en el futuro...prepárense para el calor! 
Ya que todos los caminos llevan a La Paz, allí llegamos de nuevo, por supuesto ya pensando en la próxima travesía. Descansamos esa noche en La Paz, en un hostal que ya conocíamos cerca a la terminal y al otro día ya iríamos en busca de una nueva aventura.

La verdadera felicidad no está en ver otras tierras, sino en ver con otros ojos

Pasamos el día en la gran ciudad, caminamos, almorzamos, conocimos, nos relajamos, pero ya era hora de emprender la odisea. 
Queríamos llegar hasta el salar de Uyuni en el suroeste de Bolivia, el salar mas grande del mundo, un conjunto de lagos pre históricos que se secaron dejando su legado de sal en el gran altiplano andino. Antes de conocer a Uyuni, queríamos ir a Potosí, una ciudad con una gran historia.
Lo que no sabíamos es que nos esperaba una de las pruebas más difíciles que habíamos enfrentado hasta ese momento. El viaje era de unas 9 horas, para Jenni y para mi esto ya no era nada del otro mundo, por eso nunca imaginamos lo que nos esperaba.
El bus salió sobre las 9 de la noche, no era un bus lujoso pero tampoco pensamos que era como el gallinero que nos transportó a Rurrenabaque. Mientras esperábamos para subir al bus, notábamos que los pasajeros iban muy bien preparados para el frío, chaquetas, cobijas, almohadas...Jenni y yo estábamos en camiseta pues había hecho calor ese día, sin prestarle mucha atención a esto decidimos llevar con nosotros una bolsa de dormir por si acaso, las chaquetas, y poco más.
El viaje comenzó normal, ya caía la noche y también nos comenzaba a dar sueño, sin embargo Jenni y yo íbamos tranquilos disfrutando de la noche estrellada. La noche ya se tornaba fresca y nos fijamos que en cada parada que hacía el bus, todos los nuevos pasajeros que abordaban cargaban cobijas gruesas, de lana e iban muy bien abrigados, Jenni y yo nos mirábamos un poco intrigados pero asumimos que era algo cultural.
A medida que transcurría el viaje, se hacía más tarde y también más fría la noche, era como si el aire acondicionado estuviera encendido, sentíamos el aire entrando como si alguna ventana estuviera abierta, pero teníamos fe que era solo cuestión de tiempo que parara. El frió nunca se detuvo y Jenni y yo ya estábamos titiritando de frío, intentábamos abrigarnos lo que más pudiéramos pero el helaje era penetrante e intenso y no encontrábamos manera de calentarnos. Llevábamos unas tres horas sobrellevando el frío casi polar, cuando el bus se detuvo a las tres de la madrugada para hacer una parada. Nos bajamos y había una cafetería justo en frente, donde estaban vendiendo bebidas y alimentos calientes, pedimos bebidas para calentarnos pero yo le dije a Jenni, "ya vengo. no deje ir el bus sin mi!".




- (Jenni) Resulta que me baje del bus a la cafetería con un frío que no creo haber sentido ni en mis días que viví en Europa. Tenía unas ganas de tomarme una aromática pero solo vendían te de coca por lo que pedí 2, mientras me los servían pedí prestado el baño... Cuando pase al famoso baño oh por Dios! era nada menos y nada más que una letrina, sinceramente me quede paralizada, menos mal iba con ganas del numero 1 y solo rezaba que de ese hueco no me fuera a salir una rata o algo peor!! cuando salí Stewart no había aparecido aún y el señor del bus ya se había subido y estaba empezando arrancar y empecé como loca a gritar amoooorrr y nada... Bebeeee y nada... Stewaaaaart y ahí si apareció el niño (Hombres, al parecer solo entienden a las malas) cuando vi que venía con algo en la mano no sabía que era, hasta que me dijo: amor! compré una cobijita jaa no creo haberme sentido más feliz en ese momento.

 Lo primero que hice fue pedirle el favor al conductor para bajar la otra bolsa de dormir, luego me fui preguntando a las pocas personas que habían cerca que donde podía encontrar una cobija, hasta que por fin me señalaron un sitio a unas dos cuadras que tenía la luz encendida, me fui corriendo y allí tenían cobijas para vender, sentí que me volvió el alma al cuerpo pero el dinero que cargaba solo me alcanzaba para una.
En retornar, el bus ya tenía el motor encendido y esperaba para continuar con su rumbo, Jenni me apuraba que ya iba arrancar, subimos al bus, nos organizamos y esta vez con un poco más de tranquilidad. 
El frío seguía igual de gélido, ya habíamos agotado todos los recursos disponibles para calorearnos, y en una última medida de desespero le dije a Jenni que se sentara en mis piernas, nos abrazamos, nos tapamos con las bolsas de dormir, la cobija y así logramos dormirnos. Nuestros pies quedaron por fuera, el bus llegó a Potosi sobre las 6 de la mañana y nosotros con los pies casi que congelados, hacía un día muy bonito, pero yo de una forma sarcástica  le dije a Jenni "Ojo nos sale un Oso polar de por ahí!" pues creímos que habíamos llegado a la Antártida, el frío era glacial!

La cobija que nos salvó la vida

viernes, 19 de junio de 2020

La odisea de Rurrenabaque y la ira de Jenni!

Como les mencione en el post previo, todos los caminos llevan a La Paz ya que siempre tuvimos que retornar a la terminal para coger un nuevo rumbo. Esta vez decidimos improvisar con el destino, habíamos leído sobre algunos sitios para conocer en Bolivia pero no nos decidimos por nada, así que lo dejamos al azar. Con las mochilas al hombro nos fuimos para el Alto, ya que de allí salían buses con otras rutas.
Estábamos ya por la terminal del Alto mirando las flotas, esperando una señal del destino para ya determinar nuestro rumbo. Había una flota afuera de una de las agencias de viaje, ya la estaban cargando con equipaje, cajas, hasta gallinas escuché, entramos a la agencia a averiguar sobre esta flota y tenía de destino "Rurrenabaque," Jenni y yo ya habíamos leído algo sobre este lugar, era parte de la Amazonía Boliviana y un sitio apetecido por los turistas.

No se viaja para escapar de la vida, se viaja para que la vida no se escape

El único inconveniente que teníamos en ese momento era que Jenni estaba en "sus días," así que para ella era crucial saber el tiempo del viaje y por supuesto que la flota contara con baño. Nos dijeron que el viaje era de unas 13 horas y Jenni después de preguntar diez veces si había baño en la flota, diez veces nos aseguraron que sí. Ya casi caía la noche y la decisión estaba tomada, viajaríamos con rumbo al Amazonas de nuevo, pero esta vez en Bolivia.
La flota era un poco anticuada, el típico bus viejo de ciudad que echa humo negro y le suena hasta la pintura, pues así era y súmele todo el equipaje incluyendo gallinas en la parte de atrás, parecía un coroteo. Para completar, no había baño, ya sentía yo la energía de Jenni y apreté muy fuerte mi crucifijo. Ya los pasajes estaban pagos, no habían otros buses ese día ni devolución de dinero así que el viaje seguía en pie, intenté darle apoyo moral a Jenni asegurandole que en las paradas podría usar los baños que todo iba salir bien. 

El ambiente en el bus

Adelantándonos ya casi a la media noche, el bus todavía no había hecho ninguna parada y la ira de Jenni ya estaba desatada. Cuando hizo una parada, literal fue de 3 minutos exactos (me atrevo a decirlo con certeza pues nunca se le olvido a Jenni,) en la mitad de la nada donde solo los hombres pudieron aprovechar los matorrales, ya que no había ningún baño disponible y menos para las necesidades de Jenni. Lo que si les puedo decir es que estábamos rodeados de selva, de oscuridad, y de unas carreteras muy tenebrosas con unos precipicios bastante elevados.

No estoy diciendo que sea fácil, estoy diciendo que valdrá la pena

Un rato después baje donde el conductor y le hice el reclamo que por que no hacía paradas que los pasajeros teníamos necesidades, me aseguraba que sí pararía...y por todas las horas que restaban del viaje no se detuvo, en la mañana paró un momento a echar gasolina, ya casi para llegar. Digamos que Jenni no me dijo ni una palabra en toda la noche, y yo no me atrevía ni a mirarla ni dirigirle la palabra, solo le di su espacio e hice fuerza que llegáramos pronto.
A Rurrenabaque llegamos sobre las 8 de la mañana, hacía un calor infernal, y a pesar del largo viaje y del mal rato para Jenni, ya lo peor había pasado, ya era un nuevo día, rodeados de naturaleza, de aire puro y del gran Amazonas, a pesar de todo había valido la pena la travesía.










jueves, 18 de junio de 2020

La Paz y la misteriosa civilización Tiwanaku. Las ruinas de Puma Punku.

De nuevo debíamos cruzar el lago, pero esta vez para llegar a la "capital" La Paz, (la constitución del país reconoce a Sucre como la capital pero para muchas personas la capital es La Paz.) Ya dejábamos a Copacabana atrás, un pueblo que nos encantó y esperamos poder volver a visitar, pero como el dicho que dice "todos los caminos llevan a Roma," estábamos por descubrir que todos los caminos llevan a La Paz. 
El viaje fue de unas tres horas pero primero había que atravesar el vasto Titicaca, los vehículos los suben a unas lanchas y los pasajeros a botes, y por turnos todos van atravesando el agua hasta llegar a tierra firme de nuevo, una experiencia curiosa y divertida al mismo tiempo. (Teníamos un vídeo muy divertido en el bote ya que se sacudía mucho y una persona al subirse se golpeó la cabeza pero lastimosamente se nos perdió.) 
Para llegar a La Paz entramos por el Alto, la segunda ciudad mas grande de Bolivia. De allí las vistas a La Paz son impresionantes ya que es una de las ciudades más altas del mundo. La Paz es una ciudad bastante agitada, mucho trafico, mucho bullicio y bastante grande ya que un grande sistema de cable urbano, (teleférico) conecta a estos dos vecinos. 

La Paz

Jenni y yo queríamos conocer lo más autóctono, lo más histórico de la zona, por lo tanto la "gran ciudad mala" no era lo que buscábamos así que nos fuimos a una sala de Internet y empezamos a investigar de sitios para conocer. Una de las mejores vivencias que tuvimos en el viaje estaba por suceder gracias a algo que leímos. 
"Tiahuanaco" o "Tiwanaku," una antigua ciudad arqueológica, pre-incaica, y un gran enigma para la humanidad, se encontraba a una hora y media de la ciudad. La noche nos cogió en La Paz y buscamos un hostal económico para pasar la noche, pero temprano nos iríamos en busca de Tiwanaku.

TIWANAKU

Voy a resumir un poco sobre este maravilloso sitio y esta increíble civilización, la cultura Tiahuanaco data del año 1580 a.C, aunque algunos expertos antropólogos consideran que los orígenes de estas ruinas y sus habitantes data de unos 10,000 años a.C, e inlcuso más. Esto es debido a su avanzada astronomía ya que algunas de sus obras, como puertas y columnas, eran orientadas hacia los equinoccios y solsticios, las estaciones que determinan la posición de órbita de la tierra en su giro al rededor del Sol. Las ruinas de "Puma Punku", lo que era un gran templo, y la piramide "Akapana," muestra el ingenio de esta misteriosa cultura, sus estructuras monolíticas, megalíticas y su ingeniería precisa, lleva a muchos expertos a creer que estos ancestros no eran de este planeta...o tuvieron ayuda extraterrestre...ya que las leyendas cuentan que este sitio se hizo en una noche...

VEAN ESTE DOCUMENTAL SOBRE LOS MISTERIOS DE PUMAPUNKU. HAZ CLICK AQUÍ


Recomendaciones y Tips:

  • Si piensan visitar este lugar lleven suficiente dinero efectivo por que no encuentras cajeros automáticos
  • La entrada a las ruinas arqueológicas es de $100 bolivianos para extranjeros y solo el nacional paga la tarifa mínima
  • La entrada a Tiwanaku incluye el recorrido de las ruinas y entrada al museo
  • Hay pocos alojamientos en la zona por lo tanto sería bueno intentar reservar de ante mano, los precios varían entre los $70 a $100 bolivianos la noche
  • En cuanto a transporte, se puede abordar taxi o algún uber, pero como buenos mochileros nosotros abordamos un colectivo en la zona del cementerio de la ciudad que te lleva al pueblo de Tiahuanaco.




Yo haciendo amigos en el hostal, Tiwanaku


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miércoles, 17 de junio de 2020

La Isla del Sol. Lago Titicaca



Inti y Quilla (Sol y Luna en quechua)

Por supuesto que teníamos que conocer a la isla del sol y lo mejor, nos dijeron que podíamos acampar gratis. Empacamos las cosas y nos fuimos en busca de la lancha para atravesar el lago, el trayecto hacia la isla fue de hora y media y en llegar las vistas eran de otro mundo. 

Jenni gozando de la isla del sol

Vista privilegiada de los nevados

El día era soleado y el aire un poco fresco gracias a los majestuosos nevados, el clima en el Lago Titicaca puede variar según la temporada, en el mes de enero las temperaturas bajan hasta 3°C pero nosotros corríamos con suerte y el clima rondaba los 18°C, ya que en noviembre el clima en el lago alcanza las mejores temperaturas. Teníamos muchas ganas de explorar, en llegar a las playas de la isla observamos que nos esperaban unas cuantas escalas para llegar a la parte más alta de la isla y bueno, la idea era también conquistar la cuna de los Incas.


Listo para subir las escaleras



Primero que todo teníamos que buscar donde podíamos armar la carpa para ya descargar las cosas y podernos ir a conocer. Los locales nos decían que podíamos acampar en cualquier lado de la isla que nadie nos pondría problema, efectivamente encontramos una zona plana de césped con una vista exclusiva al lago y a los nevados, y allí pasaríamos la noche. 

Algo que deben de saber nuestros lectores es que aunque contamos con unas fotos maravillosas de nuestro viaje, muchas fotos y vídeos se nos han perdido en el camino, por fallas tecnológicas, por error humano, etc. Y pues intentamos documentar el viaje de la mejor manera posible, claro está que siempre aprendemos de nuestros errores y  ahora todos nuestros viajes le hemos tomado fotos hasta las piedras del camino y las cuidamos como a un tesoro.


Mi tesoroo


La isla cuenta con alojamientos, con restaurantes, tiendas locales para conseguir las cosas básicas, también encontraras ruinas incaicas. Al caminar por los callejones estrechos de la isla sin duda te transporta a una época antigua lejos de la tecnología y del mundo avanzado en el que vivimos. 
De cena Jenni y yo fuimos a un lindo restaurante, acogedor, con luz tenue y vista a la inmensidad del lago. Comimos pizza hecha en horno de piedra y por supuesto nos tomamos unas copitas. La noche era perfecta y aunque temíamos por el frió en la noche, en regresar a la carpa pudimos observar una noche estrellada como de un cuento de hadas, abrazados y cobijados nos sentamos un buen rato observando el cielo y el frío nunca fue un inconveniente. Un final perfecto a un día perfecto.


La aventura puede ser peligrosa...prueben la rutina, puede ser mortal
















viernes, 12 de junio de 2020

Bolivia. El Lago Titicaca el segundo Chakra del mundo!


En Puno nos levantamos temprano, cruzamos la calle hacia la terminal y abordamos el bus hacia Copacabana. El viaje fue de apenas unas dos horas y como cosa rara Jenni y yo íbamos poco preparados, sin Bolivianos (moneda de Bolivia) y no sabíamos dónde cambiar, menos mal ya eramos expertos en el tema y en la frontera pudimos cambiar, lo mejor era que el dólar se paga unas seis veces más en Bolivianos, y esta vez no nos
dejamos tumbar (robar en colombiano.)


Yo, estrenando Bolivianos

                                                                                                       
Bienvenidos a Bolivia


Cruzando la frontera


Ya estábamos en territorio Boliviano y llegamos al lindo Copacabana, un pueblo que comparte el imponente Lago Titicaca con Perú. Creo que no sabíamos qué esperar de Bolivia pero Copacabana sin duda fue un buen comienzo, un pueblo muy acogedor con una vista privilegiada del lago. No sabíamos mucho sobre el Titicaca y aprendimos que es el lago navegable más alto del mundo y que guarda muchos misterios y leyendas. 

El cuerpo humano tiene vórtices energéticos, zonas de nuestro cuerpo que regulan nuestra energía denominados "chakras," y como el cuerpo humano, nuestro planeta también tiene estos vórtices. El extenso lago es el segundo chakra de la tierra, por lo tanto un sitio donde podemos desconectar de lo físico y conectarnos con el mundo espiritual. Las leyendas dicen que los Incas surgieron de la isla más grande del lago "la isla del sol," por lo tanto es la cuna de este gran imperio.

El gran lago Titicaca



El segundo chakra del mundo









Puno la tierra del Kankacho!

Ya era hora de dejar a Perú atrás, tuvimos las mejores experiencias, conocimos una de las maravillas del mundo, disfrutamos de su naturaleza, de su historia, de su gastronomía, pero Bolivia y sus encantos nos esperaba. De Cusco cogimos un bus hacia Puno (ciudad fronteriza con Bolivia), un viaje de unas siete horas y en Puno pasamos una noche para ya continuar hacia Bolivia al dia siguiente. 
Antes de continuar queremos contarles sobre un alimento que probamos durante el viaje, ya llevábamos varias horas de recorrido y Jenni ya se estaba convirtiendo, pues en realidad ambos teníamos mucha hambre. En esas el bus se detuvo y se subieron unas mujeres peruanas con su atuendo típico, vendiendo comida. El olor ya nos tenía cautivados y gritaban "Kankacho! Kankacho!", como buena caleña Jenni les entendía "Pancacho!" (croissant en Cali), igual el caso era de hambre y compramos el tal Kankacho. Creo que sin duda fue lo mas delicioso que comimos en el viaje, al morder la carne, se deshacía del hueso como mantequilla y las papas saladas también acompañaban a la carne a la perfección (como dicen por ahí, no hay mejor comida que una buena hambre pero en realidad estaba delicioso.) Luego de averiguar un poco, aprendimos que el Kankacho era carne de cordero preparada en horno de barro en una salsa especial durante muchas horas, y que solo se encuentra en la zona de Puno. Si llegan a estar por los lados de Puno les recomendamos que prueben esta maravillosa comida!
Ya en la terminal de Puno cogimos un hostal justo en frente de la terminal para no voltear tanto, aprovechamos para descansar y al día siguiente muy temprano pasaríamos la frontera a Bolivia.

martes, 9 de junio de 2020

Regresando a la Ciudad de Cusco

Conocer a Machu Picchu, más que una experiencia también fue un aprendizaje, aprendimos no solo sobre la increíble civilización inca, sobre su arquitectura, ingeniería, astronomía, su sabiduría e inteligencia, sino que Jenni y yo aprendimos más sobre los dos. Aprendimos que hasta sin agua podíamos llegar a la cima de cualquier montaña, que podíamos caminar cualquier distancia con tal de alcanzar un sueño, y que los dos juntos dándonos motivación, podíamos romper cualquier barrera.


El límite son las estrellas


En el viaje de vuelta, como les mencioné en un post anterior, íbamos a comprobar que habíamos crecido como mochileros y uno de los trucos que habíamos aprendido en los viajes nos iba ser de mucha ayuda. Jenni y yo veníamos adelante de nuevo en el colectivo, ya había caído la noche, hacía mucho frío y de repente escuchamos unos gritos en la parte de atrás. Nos giramos a mirar y vimos una señora desmayada y la señora que la acompañaba le daba palmadas en la cara y la llamaba para hacerla recobrar el sentido, parecía ser que la altura la tenía perjudicada. El colectivo se detuvo y algunos pasajeros nos bajamos para intentar ayudar, sacamos a la señora para ver si recibía algo de aire y por suerte Jenni y yo veníamos preparados con el alcohol para el viaje, nos acercamos y le dijimos a la señora que era un buen antídoto para el mal de altura. Empezamos a darle a inhalar el alcohol con algodón y poco a poco fue recobrando el sentido, le pusimos mi chaqueta para que tal vez el frío no la pusiera peor y les ofrecimos los asientos nuestros de adelante. Ayudamos a la señora a subirse de nuevo en el colectivo, le abrimos la ventana y Jenni y yo tomamos nuestros puestos en la parte de atrás. Aún quedaba un buen trayecto para llegar a la Ciudad de Cusco de nuevo, pero pudimos ver a la señora por el resto del viaje durmiendo tranquila recibiendo el aire pero eso sí...el colectivo se sentía como un congelador, pero al menos tenía mi gorro y mi bufanda de Alpaca.


Intentemos siempre ayudar, nunca se sabe quien lo pueda necesitar


En llegar a la Ciudad de Cusco, era casí la media noche, las señoras nos dieron las gracias por la colaboración y cada quien cogió su rumbo, teníamos la sensación de que por lo menos no fue algo peor y que por suerte pudimos ser de ayuda. Jenni y yo andábamos con sueño, con frío y con mucha hambre. Así que nos fuimos a comer Mc Donalds, era una hamburguesa bien merecida, y una experiencia más.


Jenni con hambre

viernes, 5 de junio de 2020

Fotos de Machu Picchu y su magia




Mi wawita (bebe en quechua) y yo disfrutando de la mejor vista

El precolombino en casa

Vamos a meditar!

No se sabe quien es más linda, si la vista o Jenni 

Nosotros de posudos con la ciudadela

Que perrito más raro!

Con el jefe de jefes. Pachacutec!

Un descanso en la subida, para admirar el lindo paisaje

Un merecido descanso

Ella si sabe que es una llama.

Panorámica de la ciudadela.


Machu Picchu. El lugar sagrado de los Incas


MachuPicchu


Jenni gozando de este mágico sitio


Al día siguiente, nos levantamos temprano para hacer el check out, ya que el plan era irnos al camping, armar la carpa, dejar todo listo para pasar otra noche y ya seguir de camino para subir a la Ciudadela.




Nuestra fiel compañera, Carpa Quechua

Como era la primera vez que acampábamos en el viaje, nos llevó un rato para entender las instrucciones de como armar la carpa, en realidad son unos pasos bastante sencillos y cuando ya estaba en pie resultó ser maravillosa y sin duda la recomendaríamos un ciento por ciento. 

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La entrada a Machu Picchu la teníamos en el horario de la tarde, pero como sabíamos que nos quedaba bastante camino por delante, sobre las 11am comenzamos Jenni y yo a encaminarnos hacia el lugar sagrado de los Incas. Teniendo en cuenta que seguíamos muy cansado del viaje, de la caminata por la carrilera, por cargar con las mochilas, con la carpa...pues súmele a esto que cuando ya íbamos llegando a los escalones para emprender la subida, Jenni y yo nos dimos cuenta que se nos había quedado el agua...

Así nos miramos

Ya era tarde para devolvernos y comenzamos a subir. Creo que de tantas travesías, tantos viajes largos, las trasnochadas, las temperaturas extremas, creo que ningún momento de esos compara al cansancio que yo sentí subiendo a Machu Picchu, y para completar sin agua.
Recuerdo que subíamos, y subíamos, los escalones cada vez eran mas empinados, los turistas bajaban y nos decían "ánimo que ya falta poco!", y pasaban 10 minutos y no llegábamos, 20 minutos y nada...las increíbles vistas de las montañas, la brisa andina, esa aroma tan propia de la naturaleza, casí que me daban el empujón para seguir adelante...pero llegó un momento que en realidad me senté y no me sentí capaz de avanzar, aquí pude comprobar la fuerza y el coraje de la valiente mujer que me acompañaba, ella aunque también estaba exhausta me daba ánimo y me daba fuerza para continuar. La subida se nos hizo eterna, y nos sentábamos a recargar la poca energía que tal vez nos quedaba, y en esas bajaban unos niños, y nos dijeron "ya llegaron, está ahí no más!", y cogimos el impulso de dar los últimos pasos, y efectivamente, al subir unos escalones más, rodeando la vegetación de la montana, pudimos ver la multitud de personas y las taquillas de la entrada a Machu Picchu. Jenni y yo fuimos casi arrastrándonos al dispensador de los refrescos, Jenni por poco estruja a un señor que parecía tener un enredo con las monedas, lo apartó y sacó una botella de agua, yo me pedí una Inca Cola, ambos de un sorbo acabamos las bebidas. Una pequeña recompensa para tanto esfuerzo, pero ya habíamos conquistado esta legendaria montaña, y lo que guardaba en su cima sería la mayor recompensa.


Jenni y yo calmando la sed