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viernes, 26 de junio de 2020

Potosi, Bolivia. El frío de los Andes!

En Rurrenabaque pasamos una semana, fue una experiencia realmente linda, eso si, para nuestros lectores que estén pensando en ir a este maravilloso lugar en el futuro...prepárense para el calor! 
Ya que todos los caminos llevan a La Paz, allí llegamos de nuevo, por supuesto ya pensando en la próxima travesía. Descansamos esa noche en La Paz, en un hostal que ya conocíamos cerca a la terminal y al otro día ya iríamos en busca de una nueva aventura.

La verdadera felicidad no está en ver otras tierras, sino en ver con otros ojos

Pasamos el día en la gran ciudad, caminamos, almorzamos, conocimos, nos relajamos, pero ya era hora de emprender la odisea. 
Queríamos llegar hasta el salar de Uyuni en el suroeste de Bolivia, el salar mas grande del mundo, un conjunto de lagos pre históricos que se secaron dejando su legado de sal en el gran altiplano andino. Antes de conocer a Uyuni, queríamos ir a Potosí, una ciudad con una gran historia.
Lo que no sabíamos es que nos esperaba una de las pruebas más difíciles que habíamos enfrentado hasta ese momento. El viaje era de unas 9 horas, para Jenni y para mi esto ya no era nada del otro mundo, por eso nunca imaginamos lo que nos esperaba.
El bus salió sobre las 9 de la noche, no era un bus lujoso pero tampoco pensamos que era como el gallinero que nos transportó a Rurrenabaque. Mientras esperábamos para subir al bus, notábamos que los pasajeros iban muy bien preparados para el frío, chaquetas, cobijas, almohadas...Jenni y yo estábamos en camiseta pues había hecho calor ese día, sin prestarle mucha atención a esto decidimos llevar con nosotros una bolsa de dormir por si acaso, las chaquetas, y poco más.
El viaje comenzó normal, ya caía la noche y también nos comenzaba a dar sueño, sin embargo Jenni y yo íbamos tranquilos disfrutando de la noche estrellada. La noche ya se tornaba fresca y nos fijamos que en cada parada que hacía el bus, todos los nuevos pasajeros que abordaban cargaban cobijas gruesas, de lana e iban muy bien abrigados, Jenni y yo nos mirábamos un poco intrigados pero asumimos que era algo cultural.
A medida que transcurría el viaje, se hacía más tarde y también más fría la noche, era como si el aire acondicionado estuviera encendido, sentíamos el aire entrando como si alguna ventana estuviera abierta, pero teníamos fe que era solo cuestión de tiempo que parara. El frió nunca se detuvo y Jenni y yo ya estábamos titiritando de frío, intentábamos abrigarnos lo que más pudiéramos pero el helaje era penetrante e intenso y no encontrábamos manera de calentarnos. Llevábamos unas tres horas sobrellevando el frío casi polar, cuando el bus se detuvo a las tres de la madrugada para hacer una parada. Nos bajamos y había una cafetería justo en frente, donde estaban vendiendo bebidas y alimentos calientes, pedimos bebidas para calentarnos pero yo le dije a Jenni, "ya vengo. no deje ir el bus sin mi!".




- (Jenni) Resulta que me baje del bus a la cafetería con un frío que no creo haber sentido ni en mis días que viví en Europa. Tenía unas ganas de tomarme una aromática pero solo vendían te de coca por lo que pedí 2, mientras me los servían pedí prestado el baño... Cuando pase al famoso baño oh por Dios! era nada menos y nada más que una letrina, sinceramente me quede paralizada, menos mal iba con ganas del numero 1 y solo rezaba que de ese hueco no me fuera a salir una rata o algo peor!! cuando salí Stewart no había aparecido aún y el señor del bus ya se había subido y estaba empezando arrancar y empecé como loca a gritar amoooorrr y nada... Bebeeee y nada... Stewaaaaart y ahí si apareció el niño (Hombres, al parecer solo entienden a las malas) cuando vi que venía con algo en la mano no sabía que era, hasta que me dijo: amor! compré una cobijita jaa no creo haberme sentido más feliz en ese momento.

 Lo primero que hice fue pedirle el favor al conductor para bajar la otra bolsa de dormir, luego me fui preguntando a las pocas personas que habían cerca que donde podía encontrar una cobija, hasta que por fin me señalaron un sitio a unas dos cuadras que tenía la luz encendida, me fui corriendo y allí tenían cobijas para vender, sentí que me volvió el alma al cuerpo pero el dinero que cargaba solo me alcanzaba para una.
En retornar, el bus ya tenía el motor encendido y esperaba para continuar con su rumbo, Jenni me apuraba que ya iba arrancar, subimos al bus, nos organizamos y esta vez con un poco más de tranquilidad. 
El frío seguía igual de gélido, ya habíamos agotado todos los recursos disponibles para calorearnos, y en una última medida de desespero le dije a Jenni que se sentara en mis piernas, nos abrazamos, nos tapamos con las bolsas de dormir, la cobija y así logramos dormirnos. Nuestros pies quedaron por fuera, el bus llegó a Potosi sobre las 6 de la mañana y nosotros con los pies casi que congelados, hacía un día muy bonito, pero yo de una forma sarcástica  le dije a Jenni "Ojo nos sale un Oso polar de por ahí!" pues creímos que habíamos llegado a la Antártida, el frío era glacial!

La cobija que nos salvó la vida

viernes, 19 de junio de 2020

La odisea de Rurrenabaque y la ira de Jenni!

Como les mencione en el post previo, todos los caminos llevan a La Paz ya que siempre tuvimos que retornar a la terminal para coger un nuevo rumbo. Esta vez decidimos improvisar con el destino, habíamos leído sobre algunos sitios para conocer en Bolivia pero no nos decidimos por nada, así que lo dejamos al azar. Con las mochilas al hombro nos fuimos para el Alto, ya que de allí salían buses con otras rutas.
Estábamos ya por la terminal del Alto mirando las flotas, esperando una señal del destino para ya determinar nuestro rumbo. Había una flota afuera de una de las agencias de viaje, ya la estaban cargando con equipaje, cajas, hasta gallinas escuché, entramos a la agencia a averiguar sobre esta flota y tenía de destino "Rurrenabaque," Jenni y yo ya habíamos leído algo sobre este lugar, era parte de la Amazonía Boliviana y un sitio apetecido por los turistas.

No se viaja para escapar de la vida, se viaja para que la vida no se escape

El único inconveniente que teníamos en ese momento era que Jenni estaba en "sus días," así que para ella era crucial saber el tiempo del viaje y por supuesto que la flota contara con baño. Nos dijeron que el viaje era de unas 13 horas y Jenni después de preguntar diez veces si había baño en la flota, diez veces nos aseguraron que sí. Ya casi caía la noche y la decisión estaba tomada, viajaríamos con rumbo al Amazonas de nuevo, pero esta vez en Bolivia.
La flota era un poco anticuada, el típico bus viejo de ciudad que echa humo negro y le suena hasta la pintura, pues así era y súmele todo el equipaje incluyendo gallinas en la parte de atrás, parecía un coroteo. Para completar, no había baño, ya sentía yo la energía de Jenni y apreté muy fuerte mi crucifijo. Ya los pasajes estaban pagos, no habían otros buses ese día ni devolución de dinero así que el viaje seguía en pie, intenté darle apoyo moral a Jenni asegurandole que en las paradas podría usar los baños que todo iba salir bien. 

El ambiente en el bus

Adelantándonos ya casi a la media noche, el bus todavía no había hecho ninguna parada y la ira de Jenni ya estaba desatada. Cuando hizo una parada, literal fue de 3 minutos exactos (me atrevo a decirlo con certeza pues nunca se le olvido a Jenni,) en la mitad de la nada donde solo los hombres pudieron aprovechar los matorrales, ya que no había ningún baño disponible y menos para las necesidades de Jenni. Lo que si les puedo decir es que estábamos rodeados de selva, de oscuridad, y de unas carreteras muy tenebrosas con unos precipicios bastante elevados.

No estoy diciendo que sea fácil, estoy diciendo que valdrá la pena

Un rato después baje donde el conductor y le hice el reclamo que por que no hacía paradas que los pasajeros teníamos necesidades, me aseguraba que sí pararía...y por todas las horas que restaban del viaje no se detuvo, en la mañana paró un momento a echar gasolina, ya casi para llegar. Digamos que Jenni no me dijo ni una palabra en toda la noche, y yo no me atrevía ni a mirarla ni dirigirle la palabra, solo le di su espacio e hice fuerza que llegáramos pronto.
A Rurrenabaque llegamos sobre las 8 de la mañana, hacía un calor infernal, y a pesar del largo viaje y del mal rato para Jenni, ya lo peor había pasado, ya era un nuevo día, rodeados de naturaleza, de aire puro y del gran Amazonas, a pesar de todo había valido la pena la travesía.










jueves, 18 de junio de 2020

La Paz y la misteriosa civilización Tiwanaku. Las ruinas de Puma Punku.

De nuevo debíamos cruzar el lago, pero esta vez para llegar a la "capital" La Paz, (la constitución del país reconoce a Sucre como la capital pero para muchas personas la capital es La Paz.) Ya dejábamos a Copacabana atrás, un pueblo que nos encantó y esperamos poder volver a visitar, pero como el dicho que dice "todos los caminos llevan a Roma," estábamos por descubrir que todos los caminos llevan a La Paz. 
El viaje fue de unas tres horas pero primero había que atravesar el vasto Titicaca, los vehículos los suben a unas lanchas y los pasajeros a botes, y por turnos todos van atravesando el agua hasta llegar a tierra firme de nuevo, una experiencia curiosa y divertida al mismo tiempo. (Teníamos un vídeo muy divertido en el bote ya que se sacudía mucho y una persona al subirse se golpeó la cabeza pero lastimosamente se nos perdió.) 
Para llegar a La Paz entramos por el Alto, la segunda ciudad mas grande de Bolivia. De allí las vistas a La Paz son impresionantes ya que es una de las ciudades más altas del mundo. La Paz es una ciudad bastante agitada, mucho trafico, mucho bullicio y bastante grande ya que un grande sistema de cable urbano, (teleférico) conecta a estos dos vecinos. 

La Paz

Jenni y yo queríamos conocer lo más autóctono, lo más histórico de la zona, por lo tanto la "gran ciudad mala" no era lo que buscábamos así que nos fuimos a una sala de Internet y empezamos a investigar de sitios para conocer. Una de las mejores vivencias que tuvimos en el viaje estaba por suceder gracias a algo que leímos. 
"Tiahuanaco" o "Tiwanaku," una antigua ciudad arqueológica, pre-incaica, y un gran enigma para la humanidad, se encontraba a una hora y media de la ciudad. La noche nos cogió en La Paz y buscamos un hostal económico para pasar la noche, pero temprano nos iríamos en busca de Tiwanaku.

TIWANAKU

Voy a resumir un poco sobre este maravilloso sitio y esta increíble civilización, la cultura Tiahuanaco data del año 1580 a.C, aunque algunos expertos antropólogos consideran que los orígenes de estas ruinas y sus habitantes data de unos 10,000 años a.C, e inlcuso más. Esto es debido a su avanzada astronomía ya que algunas de sus obras, como puertas y columnas, eran orientadas hacia los equinoccios y solsticios, las estaciones que determinan la posición de órbita de la tierra en su giro al rededor del Sol. Las ruinas de "Puma Punku", lo que era un gran templo, y la piramide "Akapana," muestra el ingenio de esta misteriosa cultura, sus estructuras monolíticas, megalíticas y su ingeniería precisa, lleva a muchos expertos a creer que estos ancestros no eran de este planeta...o tuvieron ayuda extraterrestre...ya que las leyendas cuentan que este sitio se hizo en una noche...

VEAN ESTE DOCUMENTAL SOBRE LOS MISTERIOS DE PUMAPUNKU. HAZ CLICK AQUÍ


Recomendaciones y Tips:

  • Si piensan visitar este lugar lleven suficiente dinero efectivo por que no encuentras cajeros automáticos
  • La entrada a las ruinas arqueológicas es de $100 bolivianos para extranjeros y solo el nacional paga la tarifa mínima
  • La entrada a Tiwanaku incluye el recorrido de las ruinas y entrada al museo
  • Hay pocos alojamientos en la zona por lo tanto sería bueno intentar reservar de ante mano, los precios varían entre los $70 a $100 bolivianos la noche
  • En cuanto a transporte, se puede abordar taxi o algún uber, pero como buenos mochileros nosotros abordamos un colectivo en la zona del cementerio de la ciudad que te lleva al pueblo de Tiahuanaco.




Yo haciendo amigos en el hostal, Tiwanaku


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miércoles, 17 de junio de 2020

La Isla del Sol. Lago Titicaca



Inti y Quilla (Sol y Luna en quechua)

Por supuesto que teníamos que conocer a la isla del sol y lo mejor, nos dijeron que podíamos acampar gratis. Empacamos las cosas y nos fuimos en busca de la lancha para atravesar el lago, el trayecto hacia la isla fue de hora y media y en llegar las vistas eran de otro mundo. 

Jenni gozando de la isla del sol

Vista privilegiada de los nevados

El día era soleado y el aire un poco fresco gracias a los majestuosos nevados, el clima en el Lago Titicaca puede variar según la temporada, en el mes de enero las temperaturas bajan hasta 3°C pero nosotros corríamos con suerte y el clima rondaba los 18°C, ya que en noviembre el clima en el lago alcanza las mejores temperaturas. Teníamos muchas ganas de explorar, en llegar a las playas de la isla observamos que nos esperaban unas cuantas escalas para llegar a la parte más alta de la isla y bueno, la idea era también conquistar la cuna de los Incas.


Listo para subir las escaleras



Primero que todo teníamos que buscar donde podíamos armar la carpa para ya descargar las cosas y podernos ir a conocer. Los locales nos decían que podíamos acampar en cualquier lado de la isla que nadie nos pondría problema, efectivamente encontramos una zona plana de césped con una vista exclusiva al lago y a los nevados, y allí pasaríamos la noche. 

Algo que deben de saber nuestros lectores es que aunque contamos con unas fotos maravillosas de nuestro viaje, muchas fotos y vídeos se nos han perdido en el camino, por fallas tecnológicas, por error humano, etc. Y pues intentamos documentar el viaje de la mejor manera posible, claro está que siempre aprendemos de nuestros errores y  ahora todos nuestros viajes le hemos tomado fotos hasta las piedras del camino y las cuidamos como a un tesoro.


Mi tesoroo


La isla cuenta con alojamientos, con restaurantes, tiendas locales para conseguir las cosas básicas, también encontraras ruinas incaicas. Al caminar por los callejones estrechos de la isla sin duda te transporta a una época antigua lejos de la tecnología y del mundo avanzado en el que vivimos. 
De cena Jenni y yo fuimos a un lindo restaurante, acogedor, con luz tenue y vista a la inmensidad del lago. Comimos pizza hecha en horno de piedra y por supuesto nos tomamos unas copitas. La noche era perfecta y aunque temíamos por el frió en la noche, en regresar a la carpa pudimos observar una noche estrellada como de un cuento de hadas, abrazados y cobijados nos sentamos un buen rato observando el cielo y el frío nunca fue un inconveniente. Un final perfecto a un día perfecto.


La aventura puede ser peligrosa...prueben la rutina, puede ser mortal
















viernes, 12 de junio de 2020

Bolivia. El Lago Titicaca el segundo Chakra del mundo!


En Puno nos levantamos temprano, cruzamos la calle hacia la terminal y abordamos el bus hacia Copacabana. El viaje fue de apenas unas dos horas y como cosa rara Jenni y yo íbamos poco preparados, sin Bolivianos (moneda de Bolivia) y no sabíamos dónde cambiar, menos mal ya eramos expertos en el tema y en la frontera pudimos cambiar, lo mejor era que el dólar se paga unas seis veces más en Bolivianos, y esta vez no nos
dejamos tumbar (robar en colombiano.)


Yo, estrenando Bolivianos

                                                                                                       
Bienvenidos a Bolivia


Cruzando la frontera


Ya estábamos en territorio Boliviano y llegamos al lindo Copacabana, un pueblo que comparte el imponente Lago Titicaca con Perú. Creo que no sabíamos qué esperar de Bolivia pero Copacabana sin duda fue un buen comienzo, un pueblo muy acogedor con una vista privilegiada del lago. No sabíamos mucho sobre el Titicaca y aprendimos que es el lago navegable más alto del mundo y que guarda muchos misterios y leyendas. 

El cuerpo humano tiene vórtices energéticos, zonas de nuestro cuerpo que regulan nuestra energía denominados "chakras," y como el cuerpo humano, nuestro planeta también tiene estos vórtices. El extenso lago es el segundo chakra de la tierra, por lo tanto un sitio donde podemos desconectar de lo físico y conectarnos con el mundo espiritual. Las leyendas dicen que los Incas surgieron de la isla más grande del lago "la isla del sol," por lo tanto es la cuna de este gran imperio.

El gran lago Titicaca



El segundo chakra del mundo









Puno la tierra del Kankacho!

Ya era hora de dejar a Perú atrás, tuvimos las mejores experiencias, conocimos una de las maravillas del mundo, disfrutamos de su naturaleza, de su historia, de su gastronomía, pero Bolivia y sus encantos nos esperaba. De Cusco cogimos un bus hacia Puno (ciudad fronteriza con Bolivia), un viaje de unas siete horas y en Puno pasamos una noche para ya continuar hacia Bolivia al dia siguiente. 
Antes de continuar queremos contarles sobre un alimento que probamos durante el viaje, ya llevábamos varias horas de recorrido y Jenni ya se estaba convirtiendo, pues en realidad ambos teníamos mucha hambre. En esas el bus se detuvo y se subieron unas mujeres peruanas con su atuendo típico, vendiendo comida. El olor ya nos tenía cautivados y gritaban "Kankacho! Kankacho!", como buena caleña Jenni les entendía "Pancacho!" (croissant en Cali), igual el caso era de hambre y compramos el tal Kankacho. Creo que sin duda fue lo mas delicioso que comimos en el viaje, al morder la carne, se deshacía del hueso como mantequilla y las papas saladas también acompañaban a la carne a la perfección (como dicen por ahí, no hay mejor comida que una buena hambre pero en realidad estaba delicioso.) Luego de averiguar un poco, aprendimos que el Kankacho era carne de cordero preparada en horno de barro en una salsa especial durante muchas horas, y que solo se encuentra en la zona de Puno. Si llegan a estar por los lados de Puno les recomendamos que prueben esta maravillosa comida!
Ya en la terminal de Puno cogimos un hostal justo en frente de la terminal para no voltear tanto, aprovechamos para descansar y al día siguiente muy temprano pasaríamos la frontera a Bolivia.

martes, 9 de junio de 2020

Regresando a la Ciudad de Cusco

Conocer a Machu Picchu, más que una experiencia también fue un aprendizaje, aprendimos no solo sobre la increíble civilización inca, sobre su arquitectura, ingeniería, astronomía, su sabiduría e inteligencia, sino que Jenni y yo aprendimos más sobre los dos. Aprendimos que hasta sin agua podíamos llegar a la cima de cualquier montaña, que podíamos caminar cualquier distancia con tal de alcanzar un sueño, y que los dos juntos dándonos motivación, podíamos romper cualquier barrera.


El límite son las estrellas


En el viaje de vuelta, como les mencioné en un post anterior, íbamos a comprobar que habíamos crecido como mochileros y uno de los trucos que habíamos aprendido en los viajes nos iba ser de mucha ayuda. Jenni y yo veníamos adelante de nuevo en el colectivo, ya había caído la noche, hacía mucho frío y de repente escuchamos unos gritos en la parte de atrás. Nos giramos a mirar y vimos una señora desmayada y la señora que la acompañaba le daba palmadas en la cara y la llamaba para hacerla recobrar el sentido, parecía ser que la altura la tenía perjudicada. El colectivo se detuvo y algunos pasajeros nos bajamos para intentar ayudar, sacamos a la señora para ver si recibía algo de aire y por suerte Jenni y yo veníamos preparados con el alcohol para el viaje, nos acercamos y le dijimos a la señora que era un buen antídoto para el mal de altura. Empezamos a darle a inhalar el alcohol con algodón y poco a poco fue recobrando el sentido, le pusimos mi chaqueta para que tal vez el frío no la pusiera peor y les ofrecimos los asientos nuestros de adelante. Ayudamos a la señora a subirse de nuevo en el colectivo, le abrimos la ventana y Jenni y yo tomamos nuestros puestos en la parte de atrás. Aún quedaba un buen trayecto para llegar a la Ciudad de Cusco de nuevo, pero pudimos ver a la señora por el resto del viaje durmiendo tranquila recibiendo el aire pero eso sí...el colectivo se sentía como un congelador, pero al menos tenía mi gorro y mi bufanda de Alpaca.


Intentemos siempre ayudar, nunca se sabe quien lo pueda necesitar


En llegar a la Ciudad de Cusco, era casí la media noche, las señoras nos dieron las gracias por la colaboración y cada quien cogió su rumbo, teníamos la sensación de que por lo menos no fue algo peor y que por suerte pudimos ser de ayuda. Jenni y yo andábamos con sueño, con frío y con mucha hambre. Así que nos fuimos a comer Mc Donalds, era una hamburguesa bien merecida, y una experiencia más.


Jenni con hambre

viernes, 5 de junio de 2020

Fotos de Machu Picchu y su magia




Mi wawita (bebe en quechua) y yo disfrutando de la mejor vista

El precolombino en casa

Vamos a meditar!

No se sabe quien es más linda, si la vista o Jenni 

Nosotros de posudos con la ciudadela

Que perrito más raro!

Con el jefe de jefes. Pachacutec!

Un descanso en la subida, para admirar el lindo paisaje

Un merecido descanso

Ella si sabe que es una llama.

Panorámica de la ciudadela.


Machu Picchu. El lugar sagrado de los Incas


MachuPicchu


Jenni gozando de este mágico sitio


Al día siguiente, nos levantamos temprano para hacer el check out, ya que el plan era irnos al camping, armar la carpa, dejar todo listo para pasar otra noche y ya seguir de camino para subir a la Ciudadela.




Nuestra fiel compañera, Carpa Quechua

Como era la primera vez que acampábamos en el viaje, nos llevó un rato para entender las instrucciones de como armar la carpa, en realidad son unos pasos bastante sencillos y cuando ya estaba en pie resultó ser maravillosa y sin duda la recomendaríamos un ciento por ciento. 

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La entrada a Machu Picchu la teníamos en el horario de la tarde, pero como sabíamos que nos quedaba bastante camino por delante, sobre las 11am comenzamos Jenni y yo a encaminarnos hacia el lugar sagrado de los Incas. Teniendo en cuenta que seguíamos muy cansado del viaje, de la caminata por la carrilera, por cargar con las mochilas, con la carpa...pues súmele a esto que cuando ya íbamos llegando a los escalones para emprender la subida, Jenni y yo nos dimos cuenta que se nos había quedado el agua...

Así nos miramos

Ya era tarde para devolvernos y comenzamos a subir. Creo que de tantas travesías, tantos viajes largos, las trasnochadas, las temperaturas extremas, creo que ningún momento de esos compara al cansancio que yo sentí subiendo a Machu Picchu, y para completar sin agua.
Recuerdo que subíamos, y subíamos, los escalones cada vez eran mas empinados, los turistas bajaban y nos decían "ánimo que ya falta poco!", y pasaban 10 minutos y no llegábamos, 20 minutos y nada...las increíbles vistas de las montañas, la brisa andina, esa aroma tan propia de la naturaleza, casí que me daban el empujón para seguir adelante...pero llegó un momento que en realidad me senté y no me sentí capaz de avanzar, aquí pude comprobar la fuerza y el coraje de la valiente mujer que me acompañaba, ella aunque también estaba exhausta me daba ánimo y me daba fuerza para continuar. La subida se nos hizo eterna, y nos sentábamos a recargar la poca energía que tal vez nos quedaba, y en esas bajaban unos niños, y nos dijeron "ya llegaron, está ahí no más!", y cogimos el impulso de dar los últimos pasos, y efectivamente, al subir unos escalones más, rodeando la vegetación de la montana, pudimos ver la multitud de personas y las taquillas de la entrada a Machu Picchu. Jenni y yo fuimos casi arrastrándonos al dispensador de los refrescos, Jenni por poco estruja a un señor que parecía tener un enredo con las monedas, lo apartó y sacó una botella de agua, yo me pedí una Inca Cola, ambos de un sorbo acabamos las bebidas. Una pequeña recompensa para tanto esfuerzo, pero ya habíamos conquistado esta legendaria montaña, y lo que guardaba en su cima sería la mayor recompensa.


Jenni y yo calmando la sed















Rumbo a Aguas Calientes


Como les mencionamos en el post anterior, el viaje hacia Machu Picchu y Aguas Calientes (el pueblo) es de unas 7 horas y el trayecto es bastante exigente, el conductor nos mencionó (Jenni y yo íbamos en los puestos de adelante) que llegábamos a alturas rayando los 7000 metros de altitud sobre el mar. El siguiente video les dará una idea sobre las condiciones cuando alcanzas esta elevación...





Ahora, vamos a entrar en más detalle de como llegar a Machu Picchu y algunas recomendaciones:

  • Andar con tiempo: Hay que tener en cuenta que muchísimos turistas visitan a Machu Picchu (1.5 millones al año) así que si tienes las entradas ya en mano y quieres viajar de un día para otro, te puedes llevar algún mal rato para conseguir cupo en el colectivo o al menos si se te puede complicar, por lo tanto asegura tu cupo cuanto antes.

  • Llevar lo necesario: Teniendo en cuenta que estas recomendaciones son para las personas que viajan como Jenni y yo, es decir no en coche particular, ni alquilado, ni en tren, ni en caravana, bueno. A esas personas, no carguen con todas sus cosas! Ir a Machu Picchu es básicamente un viaje de ida y vuelta desde la ciudad de Cusco. Si pudiéramos devolver el tiempo, Jenni y yo habríamos dejado las mochilas en alguna bodega y no hubiéramos lidiado con tanto peso en la caminata hacia el pueblito de Aguas Calientes.

  • Acceso a Aguas Calientes: No se si alguna vez habrán escuchado pero para llegar al pueblo de Aguas Calientes y a Machu Picchu, no hay carretera, existen dos maneras de llegar, en tren o caminando tres horas por la carrilera. Si dispones de unos $140 dólares americanos podrás viajar en tren, y si no pues a caminar las tres horas (de paso quemas algunas calorías) eso sí, lleva calzado adecuado (muchas piedras) y como ya dijimos, lleva lo necesario!

  • Alojamiento: En llegar a Aguas Calientes, un pueblito muy acogedor, oculto entre las majestuosas montañas, encontrarás muchos alojamientos, restaurantes, bares, etc. También hay zona de camping, que no solo es más económico sino que disfrutaras de unos paisajes maravillosos. El hostal nos costó unos 70 Soles y el camping unos 15 Soles por persona. 

  • Otro dato importante: Llevar suficiente dinero efectivo, en estos pueblos así tan remotos no suelen tener cajeros automáticos para retirar y se te puede complicar el asunto.

  • Subiendo a Machu Picchu: Para subir la montaña y llegar a la Ciudadela tienes dos opciones, subir en bus o de nuevo caminando. El bus tiene un precio de $12 dólares ($24 ida y vuelta) para un adulto extranjero, y caminando son unos 1600 escalones (y más).




Ya en la hidroeléctrica, Jenni y yo empezamos a caminar hacia Aguas Calientes por el lado de la carrilera, con las mochilas a espaldas más la carpa. El camino es bastante seguro, obviamente si escuchas el tren te apartas, de resto disfrutaras de unas bellas vistas y sin duda iras acompañado de muchos turistas más. 
Cuando por fin llegamos ya había caído el sol y Jenni y yo estábamos agotados, conseguir alojamiento no es complicado pero tal vez conseguir un buen precio sí, así que puedes seguir buscando pero en nuestro caso (Jenni ya se estaba convirtiendo) cogimos un alojamiento rápido con un precio razonable para ya descargar las cosas.
Descansamos un rato, nos duchamos para despejarnos un poco, luego nos fuimos a buscar algo para comer y a conocer un poco a Aguas Calientes, el ambiente del pueblo era alegre, todo muy bonito, pero Jenni y yo no podíamos del cansancio y además nos esperaba la gran Machu Picchu (la montaña) para conquistarla al día siguiente.



De aquí solo nos faltaban 3 horas por caminar, ya casi!












martes, 2 de junio de 2020

Tour. Fotos de Cusco


Beso para el frío


Con QoriKancha atrás


Jenni con la Llama mimada


Una Llama muy consentida


Saqsaywaman atrás


Posando con Llamas


La vista de Cusco desde El Cristo Blanco


Cusco


El Cristo Blanco


Nuestro grupo de tour