La Tierra Sagrada de Los Incas

Nuestra siguiente parada sería Cusco, la tierra del Imperio Inca. Este viaje resultaría ser el más difícil para mi hasta ese momento, y no tanto por la distancia que serían unas 17 horas, sino por las alturas. Como les mencioné antes, a ratos me hacía mala jugada el soroche, más que todo en las noches y en este viaje no fue excepción.

En Ica la altura es de 406 metros sobre el nivel del mar y en Cusco la altura es de 3,400 m, por lo tanto es un cambio brusco para el organismo que puede causar mareos, nauseas, dolor de cabeza, etc. A no ser que seas Jenni, ella iba como una flor, no le dolía una muela (dicho colombiano que no pasa nada) mejor dicho todo lo opuesto a mi, por que por mi lado yo iba ahogado, con los ojos cerrados, intentando sobrellevar el viaje. En realidad no era el único, muchos de los pasajeros se encontraban perjudicados por el mal de altura y aquí fue que un chico que trabajaba en el bus, un ayudante, pasó repartiendo algodón y alcohol para aspirar, aquí fue que aprendimos este truco que nos serviría más adelante en el viaje, y esa vez no sería yo el afectado.

Las horas se hacían eternas, ya era tarde de la noche y solo sentía que el bus subía, y subía, haciendo zig zag, rodeando las inmensas montañas de Perú.

Yo

Muchas personas leyendo este post serán personas organizadas que para un viaje así irán con su botiquín, sus pastas, medicamentos, todo lo necesario para emergencias, pero si eres como yo pues para ti van estos consejos. Para un viaje largo siempre, pero siempre lleve medicamentos para alguna migraña, para algún mareo, alguna bolsa (ya podrás imaginar para que), agua... a veces los buses te colaboran con estas cosas pero nunca está demás, y así no te haga falta tal vez a otra persona sí. Como les comenté en un post anterior, tuve que aprender esto a las malas.

Lo cierto del caso es que por fín llegamos a Cusco, aquí viviríamos algunos de los mejores momentos de nuestro viaje, y por supuesto estábamos ya más cerca de la Ciudad Perdida de Los Incas.